Oriundo de la comuna de San Carlos, en los interiores de la octava región, el joven Tomás Alzamora (a.k.a. FourD) emprende a sus diecisiete –en el año 2007— lo que a simple vista pareciera ser un ordinario viaje como estudiante de intercambio. Atrás quedaban las amistades del barrio y sus experiencias locales como emcee, dejando entre su legado las maquetas: Apareciendo (2003, junto a su grupo Under Ghetto), Awaite Style (2003), He Vuelto (2005) y Traslacity (2007). ¿El destino? Ni más ni menos que la seductora Francia, país que marcaría un quiebre positivo en lo que sería en adelante su carrera musical.

Por Güissario Patiño.

Sin manejar el idioma, mucho menos una lista de contactos, inició sus andanzas desde cero en el viejo continente. Myspace tuvo un rol fundamental, pues al actualizar sus datos de residencia pudo dar con los primeros raperos de la zona y así con los organismos estatales dedicados al género. Su nombre comenzó a marcar presencia en los distintos escenarios, y por consecuencia, el siguiente paso fue firmar la publicación de su próximo larga duración: Keskejfousla (2008, Secteur 7), disfrutando de los privilegios que significa editar una producción bajo la distribución de un sello discográfico.

Tras un exitoso primer año de residencia en Francia, regresa a su tierra natal con las buenas nuevas, pero ese receso fue breve, pues cuatro meses más tarde se enfila rumbo a Nueva Zelanda. ¿La misión? Ninguna más que ir a la vida. En su mochila una visa de precario presupuesto y en la cabeza miles de ideas y ansiedad por conquistar esos nuevos desafíos. Trabajando como temporero y copero, entre otros oficios, pudo subsistir el primer período de estadía antes de armar nuevamente una red de contactos, empleando para eso la técnica que tan buenos resultados le dio la primera vez. Una vez con manager establecido pudo moverse entre conciertos y expandir su círculo social, registrando algunas grabaciones para su regreso a Chile al año siguiente. A principios del 2010 se establece en Santiago para iniciar sus estudios universitarios, al mismo tiempo desarrolla en compañía de su hermana Consuelo otra de sus ocurrencias: “Rap Planet TV, el primer TV Program de Rap en Chile”; un espontáneo espacio de conversación en vivo con diversos artistas del género local e interacción a tiempo real con los fanáticos a través de la plataforma twitcam.

En la actualidad, Rap Planet TV se desenvuelve en su tercera temporada, conquistando desde un principio al público nacional que religiosamente sigue las transmisiones cada semana, teniendo como antecedente el haber ganado el tercer lugar en los premios WAW! (Web Awards 2010) en la categoría de “Mejor uso de las redes sociales”, tras haberse mantenido por varias semanas en el primer puesto, siendo superado finalmente por el programa Calle 7 (Televisión Nacional de Chile) y Mall Marina Arauco, lo que representa un significativo triunfo para el movimiento Hip Hop chileno y su gestión como líder de esta iniciativa independiente.

Pero hablar de la historia y logros de FourD no es el motivo principal de esta nota, aunque relatar esa reseña era imprescindible para introducirlos en el trasfondo de The Emigrant: The worldwide featuring álbum; su más reciente entrega musical, la conclusión de su estilo de vida nómada de los últimos  cuatro años, el catálogo de creaciones inéditas que describe sus experiencias en los continentes: europeo, oceánico y americano.

Escuchando trabajos como estos puedo agradecer desenchufarme por un instante de la monótona rigurosidad en la que se ha convertido en este 2011 ponerle oreja a un disco de rap chileno, dejando de lado esas fijaciones rebuscadas que muchos hemos asimilado para exponer nuestro punto de vista crítico al respecto, defendiendo con argumentos como: la mejor forma de terminar la rima, el flow que innove, la parte en la canción del featuring, la autoría de la instrumental, la agudeza del comentario egotrip y la siempre archiescarbada interpretación de un supuesto “palo”… (No nos hagamos los cuchos, hoy todos caemos en esos juicios).

FourD, a pesar de reunir en el mismo disco algunas de las más favorables cualidades si de emcee y beatmaker se trata, nos invita de manera implícita a conectarnos nuevamente con la pureza de apreciar el trabajo musical completo, y digo implícita porque claramente no nos vino a demostrar nada más que compartir desinteresadamente parte de su proceso evolutivo como músico, lo que automáticamente nos hace  desechar todo tipo de acusación sentenciosa o posible futura intención de cahuín. Supongo que esa imparcialidad de la que goza el autor pueda deberse a haber crecido profesionalmente con la mirada visionaria y perseverante de las grandes civilizaciones, al mismo tiempo que en Chile se iniciaba la era competitiva –y en algunos casos territorial—, regresando con la base y mentalidad que le brindó el mercado internacional sin alcanzar a contaminarse por las triviales divisiones locales.

The Emigrant es una de las más atractivas recolecciones de talento underground a nivel mundial, no precisamente provisto de los mejores exponentes de cada punto, pero sí de los que ofrecen más color y variedad a este ambiguo índice que nos muestra a un FourD versátil, camaleónico, lúcido  para encajar en el estilo de cada invitado y que no descuida el nivel a lo largo de su desarrollo. A pesar de insistir en algunos casos con tips propios y predecibles del estereotipo de rapero latino, no puedo culparle por darle un poco más de sabrosura e identidad a una  obra que nace en tierra de nadie, lo que de por sí no deja de ser una misión engorrosa, considerando el hecho de hacerlas de denominador común en lo que más se aproxima en coincidir con la universalidad del lenguaje, jugando con la mezcla de exponentes provenientes de: Chile, España, Nueva Zelanda, Francia, Brasil y Reino Unido.

Rap para todos los gustos: desde lo más callejero como en “He cargao mi sombra”, “The takeover” y “C’est du lourd” cayendo a ratos en lo reflexivo de temas como “C’est la vie”, pasando también por conceptos musicales más estéticos, dentro de los cánones del rap desde luego, entre los que destacan “Filhos de Colombo” y “Mr. Postman”, algo más que poco de sensualidad como lo visto en “Nena” o “Remember” y hasta insinuaciones más directas a otras corrientes musicales como en “Horns Norme”. En las instrumentales tampoco se queda, produciendo para mi grata sorpresa el completo de la obra, exceptuando algunas colaboraciones de beatmakers como: Nerack, Kronos JetYawar, Flipefex, Frainstrumentos, UtópikoBeats, Dave Bee, Howas, Chystemc y los astros de Sola Rosa.
Un punto importante que considero puede restar fuerza a una producción tan potente como esta es su extensa duración. Veintiséis cortes repartidos en más de una hora y media de reproducción es sencillamente demasiado, pudiendo aprovechar una envergadura como tal para hacerla perdurar dentro del tiempo mediante la publicación de un segundo volumen que involucre la otra mitad de la obra, es a mí gusto una buena estrategia de marketing y vigencia, que además le da el tiempo necesario de digestión a cada canción si es que el plato tiene menos ingredientes. Respecto a lo mismo el autor afirma: “El disco al ser tan variado tiene esa ventaja, que cada quien pueda rescatar los cinco temas que más le gusten y quedarse con eso. Es como una biblia, que a pesar de tener miles de hojas, tú eres libre de elegir el capitulo que quieras leer”.

Definitivamente un disco que me enorgullece recomendar, que sitúa en buena posición al talento nacional y nos ofrece una vitrina interesante y poco usual de conocer el panorama fuera de nuestras fronteras. Desde ya las felicitaciones al responsable de tan confortante hazaña, hacía falta esa brisa de renovación que nos devuelva el real aprecio por el contenido musical y la simple voluntad de hacer las cosas bien únicamente por el placer de hacerlo.